Durante sus primeros años de sacerdocio se desempeñará como Cura-Párroco de la Catedral de la Arquidiócesis de Botucatu, Vicario Episcopal Regional y Maestro en el Seminario San José.
Cuenta la historia que, mientras se desempeñaba como cura-párroco de la Catedral de Botucatu, decidió abrir un Restaurante delante de la iglesia con el objeto de servir para encuentros sociales de los parroquianos y al mismo tiempo como una fuente de recursos para la Parroquia. La verdad dicen quienes lo conocen, es que siempre tuvo talento de “Chef”, y su mamá, como verdadera “Mamma italiana” tenía especial calificación para las masas… Así es que, después de servir a la MESA DE LA EUCARISTÍA, el P. Beraldo continuaba sirviendo su comunidad, ahora en la Mesa del Restaurante, dando de esta manera un testimonio de servicio y humildad.
Su vinculación con Cursillos se inicia en el año 1967 cuando un sacerdote de la misma Arquidiócesis, que mantenía contactos personales y pastorales con la Arquidiócesis de Campinas, tomó conocimiento del Movimiento de Cursillos, entonces en pleno florecimiento en aquella Arquidiócesis, y motivado por esas informaciones, sugirió al Arzobispo de Botucatu que enviara a Campinas a un sacerdote para participar y conocer esa nueva experiencia pastoral y ver la posibilidad de traerla a la diócesis, misión que le es encomendada al Padre Beraldo por su Pastor.
Invitado a vivir el Cursillo Nº 54 de Hombres de São Paulo, en septiembre de 1967, acepta, y como debía ser, “el Señor hace su tarea”, como lo reconocería el mismo en entrevista concedida al periódico “Alavanca” de Sao Paulo:
“Es innecesario decir del verdadero encantamiento surgido en aquellos días por todo lo que el Cursillo significaba – especialmente la vuelta de tantos "hijos pródigos" para el abrazo del Padre... Recuerdo hasta hoy – siempre que me viene a la memoria la clausura – de mi entusiasmada manifestación final. En el auditorio del Colegio Asunción, de pie, ante Jesús Crucificado, abrí el corazón para una apasionada declaración de amor a la Iglesia y, allí mismo, ha renacido mi opción por el ministerio sacerdotal. En esa misma noche – e ya tarde en la noche – no sentía ningún cansancio por los tres días, como se sabe, tan sobrecargados y, mucho menos por el relativamente largo viaje de regreso a Botucatu... Viajaba envuelto por la alegría y el entusiasmo de quien parecía haber descubierto de nuevo el camino del seguimiento de Jesús. Sobre todo porque, ya con casi nueve años de ministerio, experimentaba cierto cansancio por la vocación abrazada como respuesta al llamado de Dios”.
En un primer momento, recién salido de su Cursillo, y vibrando con el entusiasmo de los participantes laicos, y como párroco de una parroquia "sui generis", como es una Catedral (frecuencia relativamente limitada de fieles), imaginando un templo lleno de hombres – siempre muy raros en las celebraciones – dispuestos a hacer lecturas en las misas dominicales, a asumir responsabilidades en los equipos administrativos de la parroquia, y – ¿por qué no? – al ir comprobando un círculo de amistades más cercano al sacerdote, empieza a descubrir en los laicos posibilidades de reconstruir una Iglesia 'hacia dentro'.
Vivida su experiencia del Cursillo, se da a la tarea de introducir en 1968, el MCC en su Arquidiócesis de Botucatu, contando para ello con la ayuda y el apoyo de las Diócesis de Sorocaba y de Bauru.
Para ello pasa a frecuentar semanalmente la Escuela de Dirigentes en São Paulo, lo que era en aquella época una verdadera “aventura”: Salía de Botucatu todos los lunes, a las 17.00 h, llegaba al Colegio Cristo Rey, en la Vila Mariana, poco después de las 20.00 h, participaba de las actividades de la Escuela hasta las 23.00 h, y enfrentaba un viaje de regreso a Botucatu de 260 kilómetros, llegando a tiempo de celebrar su misa de las 6 de la mañana, los martes...
Y con el correr del tiempo, comienza a extender sus horizontes pastorales, descubriendo también en el MCC, en la medida en que se fue interiorizando e interesando por su Carisma Original y sus objetivos, la auténtica vocación del laico: ser y vivir una Iglesia 'hacia fuera', en medio de las realidades del mundo: familia, profesión, relaciones sociales, etc.
Con ocasión del Tercer Encuentro Interamericano, realizado en mayo de 1972, en Itaici, Brasil, es invitado a participar como Director Espiritual del Equipo de Cocina.
Posteriormente el Padre Pablo Cañelles, entonces Asesor Eclesiástico del Secretariado Nacional de Brasil, lo invita a acompañarlo en esas tareas.
En 1974, propuesto por la Asamblea Nacional del MCC de Brasil y nombrado por la Conferencia Episcopal de Brasil (CNBB,) asume las tareas de Asesor Eclesiástico del Secretariado Nacional, responsabilidades que ejercerá durante 30 años con gran dedicación y compromiso.
Además, de participar durante estos años en más de 200 Cursillos, participará en numerosos Cursillos de Dirigentes, Encuentros de Reciclaje y Actualización, Asambleas Regionales, como asimismo de todas las Asambleas y Encuentros Nacionales realizadas en varias Diócesis del país, y en casi todos los Encuentros Internacionales y Mundiales del Movimiento.
En el Segundo Encuentro Mundial, celebrado en 1972, en Palma de Mallorca, España, es elegido para integrar el Equipo encargado de la redacción del libro “Ideas Fundamentales del MCC” en su primera edición.
Cuando Brasil es elegido en Alemania como Sede del OMCC por el período de 2001 a 2006, es designado como Asesor Eclesiástico del Organismo Mundial del MCC, función en la que le corresponderá un importante rol en el proceso que llevó al reconocimiento oficial del Movimiento por la Santa Sede, y a la aprobación del Estatuto del OMCC.
En 2012 es designado, como Asesor Nacional Benemérito Vitalicio del MCC de Brasil, y en esta calidad ha seguido participando, dentro de los límites de sus posibilidades de salud y edad, de las reuniones y de otros eventos programados por el Grupo Ejecutivo Nacional de Brasil, como asimismo en gran cantidad de eventos internacionales del Movimiento a los cuales es permanentemente invitado.
En octubre de 2017, cuando México es elegido en Chile como Sede del OMCC por el período 2018-2021, el Padre Beraldo es invitado a integrarse como Consultor Eclesiástico del Comité Ejecutivo y a entregar desde allí no solo su experiencia, sino fundamentalmente su testimonio
Estudioso, con una profunda formación teológica y humanista, iniciará durante su gestión como Asesor Eclesiástico del Secretariado Nacional de Brasil, la publicación de la “CARTA MENSUAL”, la que con una regularidad, casi cronométrica, continúa publicando hasta el día de hoy, no solamente para el MCC de Brasil, (tarea que continua haciendo hasta hoy por delegación expresa del actual Asesor Eclesiástico del Secretariado Nacional de Brasil), sino que además, traducida al español por un amigo chileno, es enviada a los Secretariados Nacionales del continente y a muchos dirigentes de otros países.
Asimismo escribe regularmente para la revista “ALAVANCA”, del MCC de Brasil, y para varias revistas de los Secretariados Nacionales del GLCC, además de haber publicado, entre otros, libros con la Colección de sus Cartas, y el “Decálogo de una Nueva Evangelización Inculturada”.
Su participación en el MCC de Brasil, al menos en el nivel de coordinación nacional, y su intensa actividad a nivel internacional se tradujo y reflejó siempre una actitud abierta a la acción del Espíritu Santo, siempre dispuesto a amoldarse a las orientaciones del Magisterio eclesiástico, a revisarse y a tomar decisiones valientes de aggiornamiento en los tres tiempos del Movimiento, siempre en actitud de diálogo con los Pastores y siempre sensible a los "signos de los tiempos" de los que habla el Vaticano II.
Su trabajo a nivel internacional le ha significado, algunas veces, enfrentar desafíos de ciertas corrientes conservadoras o tradicionalistas, que han llevado a algunos a confundir el auténtico Carisma Original del MCC – contenido según “Ideas Fundamentales” en la definición del Movimiento, y reconocido por la Iglesia, a través de la aprobación del Estatuto del OMCC por el Pontificio Consejo de los Laicos de la Santa Sede – con prácticas que orientan el MCC a despreciar la acción de la evangelización de los ambientes, pues, aunque valiosa y esencial, la mera amistad entre las personas que hacen la experiencia del Cursillo, no es suficiente para construir la justicia, la fraternidad, la solidaridad y el perdón en una sociedad cada vez más distante del proyecto de Dios.
En este sentido, para el P. Beraldo, como lo reiterara en el Encuentro de los Países del Cono Sur del GLCC, realizado en Mendoza, Argentina, del 12 al 15 de Julio de 2018, cada cristiano y cada comunidad debe discernir cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio.” (Cfr. EG 20).
De ahí la absoluta necesidad de que el MCC promueva la formación integral de los laicos, que participan en él, para que puedan convertirse en auténticos seguidores de Jesús y anunciadores valientes de su Evangelio, no perdiendo nunca de vista que el MCC, siempre orientado de acuerdo con su Carisma Original, es un precioso instrumento para realizar lo que el Papa Francisco insiste en proponer para toda la comunidad eclesial, es decir, una “Iglesia en salida”.
Su edad y su salud en todo caso no han puesto freno a su inquietud y celo apostólico y a su amor por el Movimiento, por el cual, como el mismo lo señala en la entrevista referida: “sigue rezando para que el MCC jamás pierda de vista los horizontes de su Carisma Original, para el cual el Divino Espíritu Santo lo inspiró, y continúe actualizándose siempre de acuerdo con los Documentos y orientaciones pastorales del Magisterio en todos los niveles eclesiales”.
Al mismo tiempo, en su servicio sacerdotal, continua con la celebración de la misa diaria a las 7.00 h, en la Parroquia de Santa Cecilia, en la Arquidiócesis de San Paulo, y los fines de semana en la Capilla de San Vicente de Paulo de una institución llamada Casa Pía. Asimismo da regularmente clases y conferencias, de Espiritualidad para las alumnas mayores de la Facultad Libre de la Tercera Edad, de las Facultades Claretianas, en São Paulo.
Gracias Señor por regalarnos estos 60 años de Sacerdocio del Padre Beraldo
Gracias Señor por regalarnos 50 años de ese Sacerdocio del Padre Beraldo, en el MCC.
Gracias Padre Beraldo por mostrarnos con tu palabra y con tu vida que la estrategia del MCC para alcanzar su finalidad, consiste en ser fiel a su método pedagógico, es decir: al Precursillo, seleccionando los ambientes a ser evangelizados; al Cursillo proclamando kerigmáticamente la Buena Nueva para llevar a sus participantes a una verdadera conversión y a una opción de vida superando así una reacción meramente emocional; y, sobre todo, al Poscursillo, buscando la formación integral del laico conforme a su vocación y misión, y acompañándolo en la jornada de apóstol en los caminos de Jesús por las veredas de las realidades del mundo de hoy.
Gracias Padre Beraldo por seguir mostrándonos y haciéndonos tomar conciencia de que tenemos un desafío siempre y cada día más urgente: atender al llamado y a las orientaciones del providencial Papa Francisco, saliendo de nuestras acomodaciones, de nuestra instalación en lo que ya hicimos, y para que abriendo nuestros oídos a sus palabras: a) “¡No nos dejemos robar el entusiasmo misionero!”; b) “¡No nos dejemos robar la alegría evangelizadora!”; c) "¡No nos dejemos robar la esperanza!"; d) “¡No nos dejemos robar la comunidad!”; e) "¡No nos dejemos robar el Evangelio!"; f) "¡No nos dejemos robar el ideal del amor fraterno!" y, finalmente, como clama Francisco, "¡No nos dejemos robar la fuerza misionera!" (Cfr. EG 80-109), nos pongamos a la tarea de “fermentar de Evangelio los ambientes”
Gracias Padre Beraldo por invitarnos a ver que nuestro MCC, así como lo está haciendo toda la Iglesia, debe seguir enfrentando el desafío que significa anunciar la Buena Nueva de Jesús a una sociedad ya no en una “época de cambios”, sino en un radical “cambio de época”.